7 de septiembre de 2015

Último día del verano en Fuentecén


 
 
 
 
Tus padres, tus tíos, tus primos y los vecinos, ese último día en Fuentecén después de fiestas, todos salen a despedirte mientras te ayudan a cargar el coche. Maletas y varios paquetes, quizás  con morcillas, quizás con panetes, seguro con vino.  Pequeños tesoros que uno se lleva cada vez que se va para que la vuelta a la vida real sea algo menos dolorosa.
 
Abrazos, buen viaje, cuidaros, nos vemos pronto, al llegar envía un mensaje y una retahíla infinita de fórmulas de despedida que uno dice con la cabeza gacha y la voz un poco rota, la resaca de fiestas tiene algo de culpa, pero también las lágrimas que ya pujan por saltar al ruedo. Arrancas el coche y cruzas el pueblo a 10 km hora para poder despedirte de todos los rincones conforme vas pasando por la cruz, el caño, la iglesia al fondo, la plaza del simpático, el campo de futbol.
 
Ese último día del verano, bajar por el pontón hasta el cruce con la nacional es entrar en un túnel del tiempo. Son sólo unos metros pero mil recuerdos de mil veranos se te aparecen en fotografías que saludan desde la cuneta: La foto de cuando aprendiste andar en bici, tus amigos jugando al rescate, tu abuela llamándote para merendar, el primer año con peña y  bodega, los amores veraniegos que fueron difíciles de olvidar, las noches en el callejón de la Sociedad,  los fiestones por todos los pueblos de la ribera, tu cara al salir de la bodega cuando ya ha amanecido, los chocolates en dianas, el lechazo en el contador y los cantares con la familia….. (Podría seguir con el álbum pero prefiero dejaros un espacio en blanco para que lo rellenéis con vuestros recuerdos).
 
Con tanta foto, para cuando llegas  al cruce de la carretera, ya te han saltado las lágrimas e intentas disimular poniéndote gafas de sol porque se supone que no tienes edad para emocionarte como cuando tenías catorce años e irte del pueblo era una tragedia griega. 
En el stop yo siempre miro para atrás. Desde allí se ve todo Fuentecén, como una imagen congelada  en la que cada año todo y nada sigue igual y lo fundamental nunca cambia.
 
Estará así esperándome, esperándote hasta que volvamos y entremos por el mismo lugar pero en trayecto inverso para empezar un nuevo verano.
 
Pongo el intermitente, giro a la derecha y emprendo camino. ¡Hasta pronto pueblito bueno! ¡Hasta pronto Fuentecén!
 
 Ultramarinos
 

 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...