¿Qué impulsa a un chico de familia bien estante de Virginia en la Costa Este a emprender un viaje de dos años cruzando Estados Unidos hasta llegar a Alaska en autostop, renunciando a todo lo que tenía?
Chris McCandless fue un joven de 24 años que quiso romper con todo y experimentar cómo seria la vida sin ninguna atadura. Movido por un idealismo firme, quiso realizar una utopía y al acabar sus estudios superiores, se deshizo de sus pocas pertenencias de estudiante, regaló su dinero y sin decirle nada a su familia empezó un viaje que le aportó mil y una aventuras por todo el territorio yankee.
Durante ese periplo de 24 meses, Alex Supertramp, así se hacía llamar, conoció a gente muy especial que le marcó de distintas formas. Gente de todo tipo, incluso personas que intentaron disuadirle de realizar su locura de anacoreta: llegar a las indómitas montañas de Alaska y vivir solo en plena naturaleza, lejos de todo y de todos, alimentarse con lo que encontrara por la montaña renunciando a enseres materiales.
McCandless era un apasionado de la lectura, un tipo con una sensibilidad que difícilmente encajaba en el mundo en que vivía. Muy influido por León Tolstói, que vivió entre indigentes renunciando a su posición buscando emoción y peligro, Chris quería pasar la etapa más importante de su viaje en Alaska, como una experiencia eremítica, encontrando la libertad en medio de una naturaleza poco amable.
Sobre esta historia real y apasionante trata el libro “Hacia Rutas Salvajes” de Joan Krakauer, un periodista que, atraído por la personalidad de este chico, investigó las causas de este viaje reconstruyendo todas sus etapas: por donde pasó Chris, las personas tan interesantes a las que conoció, con las que convivió durante el camino y compartió momentos de su vida antes de que finalmente se adentrara en las montañas de Alaska para cumplir su sueño. Es un libro que engancha desde el primer momento, por la forma en que está escrito y sobretodo por la aventura que relata.
Si aún así, no os apeteciera leerlo, peor para vosotros, pero tenéis otra posibilidad. Sean Penn, grande entre los grandes, llevó al cine esta historia como director con gran acierto. La película “Hacia Rutas Salvajes” o Into the Wild, añade a la belleza de la aventura, la belleza aplastante de los paisajes en pantalla grande. Una fotografía magistral, el trabajo de los actores, la frescura del guión, el cariño y la cercanía que el espectador siente inmediatamente por un protagonista no exento de contradicciones, hacen de esta película algo imprescindible. No obstante lo que destaca por encima de todo es la banda sonora. Cómo no nos iba a cautivar si el encargado es el mismísimo Eddie Vedder con canciones que hacen que esta historia se acabe tatuando en tu piel y si no me creéis, atentos a este video de Juan Giraldo sobre la película:
Ole, ole
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