En
el Alentejo dejaron su impronta antiguas culturas. Son notables sus vestigios
del Neolítico: Crónlechs y menhires nos recuerdan que el hombre siempre temió
estar solo en el cosmos y que necesitó conjurar sus miedos. Las infinitas
dehesas doradas, salpicadas por encinas y olivos, nos hablan de la ambición del
Imperio Romano, que convirtieron esta tierra en su despensa de trigo y
riquezas. Asimismo, la huella musulmana se retrata en la fisonomía de cada
uno de sus blancos pueblos y en el interior de sus cocinas, con el uso gustoso
del cilantro y la cataplana.
El
paisaje es un libro de historia abierto, de historias pretéritas y contemporáneas
que se estratifican sucesivamente. La arqueología nos ofrece una mirada sobre
la relación del hombre con su entorno, de como lo modifica, de como lo adapta a
sus necesidades y ambiciones, de qué hemos sido y en definitiva, somos.
La
globalización está cambiando nuestros paisajes. La mina de Lousal permanece
abierta al visitante, con las herramientas y maquinarias que sus hombres amaron
y odiaron a partes iguales. Máquinas y herramientas que a ojos de una arqueóloga
aficionada son un tótem de la era industrial, ya parte de la historia.
Viridiana, texto y fotos
Épico y poético, maravilloso Viridiana !!!! me encantoooooo!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ita!!!!
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