Ojera
encadenada: dícese de aquellas ojeras que al despertar sulfuran
dióxidos altamente contaminantes para las mentes perturbadas.
Deshollinador
de caníbales: nombre que recibe aquél que muele la suciedad de almas
impías.
Puertas
desglosadas: son aquellas que una vez abiertas, permiten la entrada
de amores desafortunados y parientes desconocidos.
Fumigador
de tornados: apodo vulgar que hace referencia a quien en su más
sensata desdicha, se dedica a desinfectar los tormentos de su ira.
Bestia
arbolada: es aquella bestia cuyas raíces se enjambran hasta niveles litosféricos. Suele
abundar en regiones habitadas desde el Mesozoico y en raras ocasiones, puede
encontrársela en desiertos inoportunos.
El
candelabro regurgitador: nombre de la famosa opereta escrita por el célebre August
Irrevendenterius, en la cual un candelabro del siglo XV comienza a expeler las
penas y alegrías de los famosos escritores a los cuales ilumina.
Deshojar
catedrales: acción de quitar polvo, prejuicios e infamias de las
catedrales. Fue impulsada desde los albores de la Ilustración, radicalizándose
durante el siglo XXI.
Telaraña
de salivas: hecho que acontece tras besos prolongados entre amantes
tórridos y experimentados. Suelen traer aparejados altos niveles de glucosa en
sangre y masturbaciones múltiples.
Lágrimas
fraudulentas: dícese de las lágrimas que derraman aquellos que ante la
amenaza del amor, deciden dar un paso al costado.
Sobreviviente
especiado: nombre que reciben los náufragos insolados de congoja,
que tras arribar a tierra firme comienzan a manifestar sentimientos especiados
de eneldo y azafrán, conjugados con dosis elevadas de pigmentación en su
hablar.
Esperanza Lúgubre
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