12 de marzo de 2012

Civiles desobedientes


Esta foto se publicó en la portada de la Vanguardia y del New York Times el día 1 de marzo de 2012. La instantánea muestra la agresión a una entidad bancaria que tuvo lugar  a propósito de  la manifestación de estudiantes en Barcelona del día anterior.

Gran símbolo. El fotógrafo ha dado en el clavo con esta imagen.  Enfrentamiento fortuito entre un joven encapuchado participante en la manifestación que ha roto el cristal de la oficina violentamente, contra ...“el tío de la vara”,  es decir,  un envalentonado empleado de banca que se enfrenta sin dudar a este mozuelo, sin otra arma que no sea el palitroque que porta en la mano derecha.  Seguro le han condecorado con la medalla de empleado del mes,  no podría ser de otra manera pues ¿Qué asalariado arriesga hoy en día su integridad física por la empresa?

Frente a frente,  dos polos opuestos que se atraen.  El careo entre las partes de la crisis. Dos púgiles combatientes: a un lado del cuadrilátero ciudadanos que han cruzado la frontera de la indignación para instalarse en la ira,  al otro lado, el poder financiero que defiende su feudo (propiedades  y  apropiaciones, leyes y  condiciones).

Al día siguiente en los mentideros la mayoría no estaba de acuerdo con estos jóvenes insurrectos.  La gente prudente decía no admitir formas violentas de protesta. En cambio otros, algo tímidos pero cada vez más numerosos, se acordaban de los tiempos de la revolución francesa mascullando por lo bajini.

Que el panorama europeo es desolador ya lo sabemos,  media Europa intervenida y la otra media secuaz.  Los griegos ya han cruzado la frontera de la ira y la pregunta es ¿Cuánto aguantará la sociedad española antes de que se encienda la mecha?  ¿Está justificada la desobediencia  civil? ¿Llegaremos al conflicto social?

Henry D. Thoreau dijo “No habrá nación libre hasta que el Estado reconozca al individuo como ente superior del que deriva toda su autoridad y lo trate en consecuencia”

Nuestra constitución establece que la soberanía reside en el pueblo (Risas), pero estaremos  todos de acuerdo que nuestra democracia actual es un barco con muchos agujeros en su casco y que el individuo no es un ente superior sino un ente ignorado. Así las cosas, surgen movimientos de desobediencia civil que no comportan en absoluto deslealtad  frente a la democracia, sino que son una forma activa de participación política. Es la movilización necesaria para ayudar a que las cosas cambien en un sistema con demasiado colesterol.  Que estos movimientos utilicen la violencia o no, dependerá de lo lleno que esté el vaso.

Mahatma Gandhi, al sublevarse  contra el colonialismo inglés luchando por la independencia de la India, puso en práctica varias formas de protesta, entre ellas, la desobediencia civil y la   no – violencia como manera de luchar frente a lo que consideraba prácticas y normas injustas que la ciudadanía, decía, no tenía el deber de obedecer.

“La desobediencia civil no es sólo un deber moral en tales o cuales circunstancias, sino un derecho intrínseco del ciudadano. Este no puede renunciar a tal derecho sin dejar de ser hombre y puesto que, a diferencia de la desobediencia criminal, la desobediencia civil no comporta anarquía sino crecimiento social, siempre que el estado reprima la desobediencia civil lo que en realidad está haciendo es tratar de aprisionar la conciencia”


Ultramarinos Bodeler 

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