En 2009 pude ver en el festival de San Sebastián el impactante y desazonador documental The shock (La doctrina del shock), codirigido por Mat Whitecross y el polifacético y siempre interesante Michael Winterbottom. 2012, lo vuelvo a ver, me parece de una actualidad aplastante, la historia continúa.
El documental está basado en el libro La doctrina del shock: el auge del capitalismo, de la periodista canadiense Naomi Klein, muy conocida por su obra No logo. El documental sigue fielmente el ensayo de Klein donde se recorre la historia B de la genealogía del libre mercado y como esta ha impuesto sus reglas sobre lo social, sobre lo público. La obra propone una tesis contundente pero ilustrada claramente con hechos de la historia reciente: el capitalismo se aprovecha de las crisis para introducir impopulares medidas de choque económico. Las sociedades debilitadas por situaciones de estrés, miedo y desconcierto ceden al recorte de derechos e intereses, antes impensable e intolerable. El miedo es el guante que noquea a las sociedades y legitima que decidan por nosotros. Nos dicen "no hay remedio", nos hace sentir culpables y ceder por "nuestro bien".
Klein narra como la tesis económica defendida por el economista Milton Friedman y la Escuela Económica de Chicago, el “capitalismo del desastre”, ha instado a diferentes gobiernos a aprovechar los períodos de crisis económicas, guerras y desastres naturales, para saquear los intereses públicos y dar vía libre a la desregulación de la economía. Del Chile de Pinochet al 11-S, del Katrina a Irak, el documental rastrea las conexiones existentes entre sociedades amedrentadas por sus circunstancias (reales o construidas) y la implementación de medidas de privatización estatal y desregulación financiera.
Desde luego, la situación europea daría para un nuevo capítulo o epílogo. Los datos económicos que constantemente nos llegan alimentan nuestros fantasmas. Tenemos miedo. Miedo a perder nuestro trabajo. Miedo a perder lo que tenemos. Miedo a un futuro incierto. El miedo inmoviliza. Nos dicen que hay que recortar, que no hay otra opción para salvar el barco que soltar lastre.
No obstante, esta narrativa del miedo nos empieza a resultar menos sorprendente. Ya les hemos visto el cobre. La historia reciente es prolija en los desmanes de estas políticas. Queremos acciones reales contra la crisis, no ser la carne de cañón para los delirios de grandeza de las oligarquías. Nosotros somos el capitán del barco, imprescindible no olvidarse de trazar una hoja de ruta común.
Viridiana
Hola!
ResponderEliminarEstuve a punto de ir a verla a la Filmoteca el otro día y al final no pude. Después de leerte intentaré verla esta semana, ya que me parece que no hay mejores fechas para verla
Un beso
Que maravilla poderla ver en la Filmoteca!!
ResponderEliminarUn besote Smithee!