Las cabinas
arden mal podría cantar Sabina.
¿Dónde
habitan las palabras no dichas, los silencios y las llamadas perdidas?
Los
whatssaps cuelgan en racimos de las
pantallas rutilantes cual
adolescentes. Veloces mensajeros, vuelan de mano en
mano, se desvanecen.
¿Dónde
quedan las voces tintineantes, los susurros y las risas?
Los
whatssaps se escurren de los teclados, sobreviven en los emoticonos
prefabricados.
Las cabinas
arden mal en el país de la espera, de los insomnes recuerdos. Al
otro lado de
la línea, las voces se amotinan y se expanden. Sus ciudades, con
Viridiana, texto y fotografía
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