3 de diciembre de 2012

Deconstruyendo a Woody


Woody Allen: Un documental, es un tributo entregado del director Robert Weide al prolífico cineasta. Desde ya confieso mi también gran admiración por Woody. En el 2011, el documental fue estrenado en formato televisivo  como parte de la serie American Masters del canal estadounidense PBS (300 minutos en total). Actualmente, se está exhibiendo a nivel internacional en formato cinematográfico (113 minutos). Tuve la oportunidad de verlo en la pasada Semana Internacional de Cine de Valladolid.
 
 
¿Pero, qué se puede decir del artista que ya no sepamos? Al igual que en su película Deconstruyendo a Harry (donde el protagonista es un escritor “bloqueado” que, durante un viaje que emprende, se va encontrando con sus personajes de ficción “encarnados”, confundiendo realidad y ficción) las criaturas que desfilan por sus historias, parecen un trasunto de su interior, de sus miedos, de sus mirada, de sus experiencias, de sus obsesiones. Woody Allen se ha convertido en un personaje en sí mismo, con una idiosincrasia fácilmente reconocible, que el mismo refuerza, como si de una máscara protectora se tratara. Un personaje que vive (o sobrevive) en muchas de sus películas, con diferentes caras, como el protagonista de Zelig. Y en el que podemos reconocer muchos de nuestros tics contemporáneos.
El documental es un repaso de toda su trayectoria artística, desde sus inicios como humorista hasta la actualidad. Se entrevista a Diane Keaton, Larry David, John Cusack, Martin Scorsese, Mariel Hemingway, Diane West, Scarlett Johanson… y al propio Allen. Se habla mucho de lo artístico y algo de lo personal, incluso se menciona su relación con Mia Farrow y con su hijastra. Se rescatan imágenes y momentos de su infancia en Brooklyn, de su juventud, de sus primeras colaboraciones como humorista y de su salto al cine. Y como tras sus primeras experiencias cinematográficas siente que tiene que ser él mismo el que controle su creación, sin ingerencias de nadie.
La persona que crea y dirige Coge el dinero y corre, Bananas, El dormilón es la misma que crea y dirige Annie Hall, Hannah y sus hermanas, Delitos y Faltas. Es fascinante esta evolución del humor al drama, de la comedia al retrato psicológico tan agudo. El documental permite ver y valorar esta maduración, esta creación de un universo tan particular, tan reconocible, tan rico que tiene en Interiores (1978) su punto de inflexión, introduciendo el drama y la reflexión existencial profunda en su registro (también es el primer film en el que no actúa). Asimismo, se pone de manifiesto como un gran creador de personajes femeninos y director de actrices. Annie Hall es ya un personaje protagonista en la historia del cine. ¿Pero que decir del duelo interpretativo entre Gena Rowlands y Mia Farrow en Otra Mujer?
No todas las películas de Woody son de mi agrado, más en los últimos años, pero ¡son tantas las buenas! Echo en falta esa vena suya más introspectiva, de valiente buceo en las relaciones personales, en la incomunicación, en  la frustración vital, que tan bien ha sabido retratar y diseccionar. Aunque no me puedo olvidar de lo mucho que me ha hecho reír con Balas sobre Broadway y Misterioso asesinato en Manhattan. Prefiero no elegir. Y puestos a pedir que siga haciendo muchas películas, mas después de la impresionante Matchpoint. En el documental se bromea con la longevidad de su familia, así que tenemos asegurada su incisiva mirada para rato. Larga vida al maestro y a su inseparable máquina de escribir Olympia.

 
Viridiana

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