Con Rosa paso casi más horas que en mi propia casa. Y
durante estas largas horas, he aprendido infinidad de cosas de ella. Me alegra
las mañanas, sin Rosa la oficina se haría mucho más oscura. Compañera de
trabajo, de risas y de debates con los que no llegamos nunca a ninguna solución;
Da igual! Así el tiempo pasa más rápido. Entre las dos intentamos meter el
contrapunto crítico, aunque a veces sea imposible abrirles los ojos a los de
arriba. Pero estamos tranquilas porque por lo menos lo hemos intentado, que por
nosotras no quede y alguna vez conseguimos cambios. Un placer trabajar con
ella, sin duda. (Ultramarinos Bodeler)
Un toque de optimismo en estos tiempos que
corren, muy buena idea.
Pensando en las buenas cosas, me he dado cuenta,
no sólo que las hay, claro, sino que además hay muchas que están relacionadas
con la generosidad humana, con la entrega de muchas personas sin la recompensa
de vuelta.
Particularmente quiero hacer una mención especial
a todas aquellas personas que en el día a día, y en sus relaciones fuera de su
círculo de amistad o familiar, en su profesión o no, atienden con cordialidad y
amabilidad las necesidades de personas que no conocen.
Os podría dar muchos
ejemplos, como la buena atención que hemos recibido alguna vez a la pregunta de
alguna dirección, o la buena atención profesional recibida en cualquier ámbito
y situación. Muchas veces cuando me encuentro con éste tipo de personas me
acuerdo de lo que me dijo mi hija al salir del médico de urgencias cuando tenía
8 años “mamá, este médico es muy simpático verdad?”
Rosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario