4 de marzo de 2013

El naufrago que subsiste


En un escenario donde el humor televisivo argentino está en decadencia y casi parece una especie en extinción, Diego Capusotto y su programa, Peter Capusotto y sus videos (TV Pública, lunes 23.30hs), sale a flote frente a la tempestad que barrió con buena parte de los grandes cómicos del país.
Lejos en el olvido, quedaron figuras como Tato Bores, Enrique Pinti, Jorge Guinzburg, Alfredo Casero, Antonio Gasalla, entre otros, que iluminaron las pantallas televisivas de las últimas décadas haciendo gala de su genial humor en clave política. Algunos de ellos lamentablemente ya no están, pero sus espacios también quedaron vacíos…ávidos de reemplazos que nunca llegaron y no creo que por falta de humoristas o de temáticas que engorden los chistes.
Que en la televisión argentina actual no haya un espacio considerable de programas humorísticos en los canales de aire es una mala señal que denota una pérdida esencial para cualquier sociedad que se tilde de democrática: su capacidad de reírse de sí misma.


Bajo el relato oficial que sostiene que nos gobiernan dirigentes de “izquierda”, los tiempos en los cuales nos burlábamos de las ocurrencias y disparates de la derecha neoliberal parecen haber quedado sepultados en el cajón de los recuerdos de las épocas nefastas. Esos tiempos y esos chistes según algunos, hoy ya no tienen demasiado sentido. Como sentido tampoco tiene, pensar que tenemos un gobierno de izquierda.
Consideraciones políticas aparte, la falta de humor político en un medio tan popular como la tv, más que una preocupación, se me aparece como una necesidad. Como un interés sano y vital para que nuestra cultura democrática siga creciendo sobre sólidas bases, para que los ciudadanos aprendamos a mirar la realidad desde diversos puntos de vista, incluso el humorístico.


De este naufragio, rescato muy especialmente a Diego Capusotto. Este genial humorista se atreve con todo, parodiando a lo largo y ancho del espectro político, social y musical, variadas situaciones que más que bizarras, rozan lo crudamente real. Personajes como Micky Vainilla (un cantante de pop nazi que odia a los pobres y a los extranjeros), Jesús de Laferrere (un mesías fanático de los Rolling Stones que esparce su mensaje conciliador con los "caretas" dentro del conurbano de Buenos Aires), Juan Strasnoy (empleado del Ministerio de Educación que se avoca a restaurar el lenguaje corrompido por la jerga utilizada por los jóvenes con métodos bastante violentos), Luis Solari (un cantante que habla de las miserias nacionales, glorificando la vida en los países del Primer Mundo, donde todo es mejor) o el American Phsycho Bolche (un yuppie encubierto que enciende su espíritu sanguinario ante el sonido de música folklórica reivindicativa latinoamericana o fotos del Che Guevara), entre otros, llaman a la reflexión sobre los estereotipos que existen en nuestra sociedad y continuamente retroalimentamos.


Ojalá a este naufrago se le sumen otros más, y poquito a poco, se pueda volver a reconfigurar aquel espacio que tanto nos dio a la hora de ampliar miradas y cuestionar verdades que poco y nada tienen de irrefutables.

Vespertina Incrédula

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