Trist el que mai ha perdut una casa per amor. Triste el que nunca ha perdido una casa por amor.
Esta frase la llevo tatuada a fuego
sobre mi brazo y cuando echo de menos el mar y la brisa pegajosa de la
nostalgia se cuela por mi ventana me remango la manga de la blusa y mis ojos se
cercioran de lo que realmente es importante, lo poco y mucho que se salvó del
naufragio del devenir, todo lo que cabe en la palma de mi mano, todo lo que la
mirada atenta abarca.
Llegan tiempos de mudanzas.
Transportarse
a nuevos espacios, renovadas promesas de cosas por hacer, horizontes por dibujar.
Cerrar
el baúl de lo que queda atrás y no echarle cuentas.
Dejarse
llevar hacia el camino de ladrillos amarillos, a un Oz por descubrir.
Dar
espacio a lo nuevo, a lo que está por construir con las propias manos y tesón. A lo inesperado.
Llegan tiempos de mudanzas. Enero dará paso a febrero. El invierno a la primavera luminosa.
Darrere les paraules només et tinc a
tu.
Trist
el que mai ha perdut
per amor una casa.
Trist
el que mor envoltat de respecte i prestigi.
Jo em crec el que passa en la nit
estrellada d’un vers.
Dona
de primavera. Joan Margarit
Viridiana
Ofrecemos nuestros servicios y operarios.
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Un saludo cordial, muchas gracias