11 de noviembre de 2013

Compromiso


Hace unos días, nuestro blog cumplió sus dos primeros años de existencia. Si he de ser sincera, no puedo dejar de admitir que por momentos, este tiempo se me pasó más rápido que un abrir y cerrar de ojos; apenas tengo consciencia de la implicancia del período transcurrido. Me cuesta asimilarlo, tal vez porque la ambición en una primera instancia no fue grande y la gratitud de ver la obra en proceso lo hizo fluir de una manera tan vital que no dio lugar a profundas reflexiones.
Aunque el transcurrir fue veloz, o al menos así lo percibí, no quiero dejar de hacer un balance de la tarea emprendida con interés de contagiar ímpetus y recalentar las motivaciones propias y ajenas.
Armar un blog, sostenerlo semanalmente, perfilarlo diverso y recrearlo en cada una de sus posibilidades, no es para nada sencillo. Si la vida es una cuesta cuya pendiente muchas veces es bastante pronunciada, la osadía de escribir y construir un relato no es solamente arduo y heroico, sino que en varias ocasiones se transforma en algo quimérico, agotador y sumamente desconcertante.
Sin embargo, el desafío aún está latente, las ganas van renovándose y aunque la compañía mayormente es harto silenciosa, se agradece enormemente la aventura emprendida en forma conjunta. Porque no nos olvidemos que la tarea de escribir implica dos partes, hay un mensaje que se desea comunicar a un lector que activamente se apropia de lo leído para reinventarlo.
Ahora bien, adentrándome en la esfera de los elogios, quiero destacar muy especialmente el ingrediente fundamental que hace que este espacio venga sosteniéndose en el tiempo y vaya echando raíces a lo largo y a lo ancho del cosmos virtual. Me refiero al compromiso. Vocablo que según la RAE alude a una “palabra dada”. Palabra que ni los monzones pudieron cargarse a cuestas, y que en estos dos años mis compañeras de emprendimiento y yo, seguimos enarbolando.



Quiero decirles muy especialmente a ustedes dos, mis estimadas Viridiana y Ultramarinos Bodeler, que el periplo transitado hasta el presente no solo es causa de un cálido orgullo sino de una alegría inmensa que ilumina los recovecos de mis capacidades ocultas. Agradezco su presencia, permanencia y adhesión, su confianza, constancia y cariño, por haberme permitido soñar junto a ustedes mundos imposibles, por impulsarnos a entrar y salir de nuestra habitación, una y mil veces, para explorar ámbitos desolados e inquietantes, como los que todo escritor se anima a descubrir.


Gracias infinitas por la apuesta, por la perseverancia, por la imaginación, por el delirio y la intuición. Desde aquí, hasta siempre. Desde allí, hasta la eternidad.


Laurencia Melancolía


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