Desde allí, intensidad.
Desde aquí, ansias extremas.
Navegan los latidos
y se escuchan encallar,
en el puerto seguro
que espera su arribo,
en el deseo profundo
que aguarda su despertar.
Los instantes se convierten
en anhelados presentes
y los novatos momentos
se transforman en preciados recuerdos.
El allí ya es aquí.
Ha cruzado el otro lado,
y aunque venga fatigado,
tiene un mundo entero por morar.
Tranquilo pequeño tesoro,
no parpadees con apuro,
que la atención es tu amuleto más seguro
en este otro vibrar.
Guarda alientos y sospechas,
no pierdas tu entereza,
que aunque cueste esta proeza,
la vida vale la pena
aunque sea para divagar.
Laurencia
Melancolía
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